Nada


El chico se desvistió frente a ella y le dijo que la amaba, bueno en realidad no se lo dijo, sólo lo pensó y movió sus labios, pero ella no pudo oirlo, ya que no podía verlo, ya que la chica era ciega. Ella se deshizo de su ropa y lo observó, si así se puede llamar en clavar una mirada blanca en la nada, sin embargo ella sabía que ahí estaba el chico que amaba. El chico le hablaba, le recitaba poesía, pero en realidad no la decía, o sea, el aire no arrastraba ninguna palabra, ya que el chico era sordomudo.
Ella lo acarició para sentir su cuerpo. No era atlético, no era precisamente bello, o al menos no era como aquella escultura que palpó en el museo, pero ¿que importaba? ella no necesitaba una fría escultura de mármol, ella quería a aquel ser imperfecto, que la hacía sentir hermosa, le permitía ver en la nada, porque sus dedos y sus manos eran sus ojos y no necesitaba mas. Ella recorría su cuerpo con delicadesa, necesitaba recordar esto, era suyo, era propio, era por quien latía su corazón y él la besaba y la guiaba, él era un objeto para descubrir, pero, ¡cómo deseaba decirle tantas cosas!, aunque, de alguna manera él sabía que ella entendía todo cuando quería expresar.
Conforme él la besaba, sus ojos se apagaban, no podía verla, ¿importaba acaso?, ya había visto la desnudez de su cuerpo, sus caderas y su cintura, su blanca piel. No, la visión ya no hacía falta, la besaba con los ojos cerrados, no estaba con ella por placer, estaba con ella porque era ella.
La voz de ella se extinguió, el aire se la llevó y la chica lo agradeció, pues le molestaban los sonidos que exalaban sus labios ¿Para qué hablar si el corazón lo decía todo?.
La piel de ambos se desvanecía, aún así se sentían mas juntos que nunca, sentían que su cuerpo se perdía en el del otro y entendieron que el cuerpo era un simple envase, un objeto mas... lentamente desaparecieron, perdiéndose entre el aire, escapando de la vida, aún cuando ellos se sentían mas vivos que nunca, pues ya eran uno solo.


Materia, energía, llamenlo como quieran, yo profiero decir que no hicieron el amor, si no que se convirtieron en él.